domingo, 7 de octubre de 2012

La Autora

Cuando la Autora escribe cuentos mágicos, la oscuridad susurra en los rincones, las sombras respiran a lo largo de las paredes, el fétido aliento de brujas desdentadas que buscan princesas, y cientos de hadas se esconden cautelosas, porque es bien sabido que si son vistas están obligadas a conceder los deseos de quien las ve.
La Autora desea, y segundos después una luz alada ciega sus ojos, intenta aclarar la vista y con la yema de sus dedos recorre las palabras, sintiendo las leves marcas en el papel, estas empiezan a desprenderse y le caen encima en forma de polvos mágicos que le abren los ojos y le muestran que está dentro de una de sus historias.
Miles de páginas blancas la abrazan, dedos de tinta la tocan, remolinos de magia la atrapan en pastas antiguas de piel.
No hay palabras a las que asirse, ni magia que la devuelva a la realidad solo, queda dejarse arrastrar y esperar que otro sueño se cumpla..

domingo, 2 de septiembre de 2012

Claroscuro


Viejo ve como entra el sol por la ventana, los pliegues de su piel cansada se inundan de claros y sombras; su mente cada vez más deslavada, se ilumina recordando quien fue, los ojos sin futuro brillan.
La mano temblorosa que empuña el arma apunta al corazón. Viejo llora lágrimas secas, que le provocan una leve convulsión, el dedo jala el gatillo, se oye una explosión, y el golpe seco de un cuerpo al caer.
La muerte apenas, más que una molestia, un dolor momentáneo. Piensa. Ahora tiene la libertad deseada.
Mientras en la sombra el cuerpo inerte de su mujer se desangra.

Resquicios

María acaricia la espalda desnuda del hombre que duerme a su lado, conoce de memoria cada palmo de su piel, cierra los ojos y aspira el olor de su cuerpo que va llenando todos sus orificios, y es cuando el deseo revive en sus entrañas, lo ama como nunca amó a nadie, con el nació bajo las yemas de sus dedos.
Inicia el despertar de la pasión, sin apenas pensarlo sus ojos se clavan en la argolla que luce su dedo anular, suspira y con un dejo de malicia, se quita la sortija y la desliza  debajo de la almohada, ya sin ataduras evidentes y llena de placer da rienda suelta a su libertad.



jueves, 26 de julio de 2012

¿Cómo esta la familia?

 La familia esta bien Gabito, Jaime aprieta la voz, y las lagrimas se le escapan junto con la tristeza, a él le ha tocado colorear la demencia senil del hermano 3 años mayor.
Gabo piensa que Jaime le da forma, le gusta hablar con él porque no le recuerda a nada. Le remueve un pasado sin momentos.

El fundó Macondo, es José Arcadio Buen Día, y nunca se sintió tan solo como ahora, que no hay mas historias donde esconderse, y que lo encara con la realidad de un libro llamado "Cien años de soledad" que cuenta las locura de un Gabriel García Márquez que nunca existió, y que lo obliga a repasar y acariciar las páginas que él se sabe de memoria.

viernes, 29 de junio de 2012

En la ciudad de la furia

¿Por qué eres diferente, Moca, cuando lo único que queremos es que seas igual? ¿Por qué no puedes estudiar? ¿ Por qué no puedes conservar un empleo? ¿Por qué no hay quien te ame?, es lo que sonaba en su cabeza, preguntas hechas todos los días por su padre, preguntas que chocan entre sí, que aturden y duelen más que los golpes, las patadas y los piquetes que lo tienen tirado en el piso rodeado de tanta gente que descarga su odio en él.
La música ya no se escuchaba en sus oídos, hacia rato que los audífonos salieron huyendo al suelo, pero no eran necesarios, la canción se repetía una y otra vez en su mente, "me dejaras dormir al amanecer entre tus piernas, entre tus piernas".
Tocar el tatuaje del corazón alado, sellado en su pecho era como impregnar sus dedos del fuego y el olor de Mariana, y la pensó... lo único importante en su vida, dejo el cuerpo cada vez más insensible y voló a sus brazos, se acurruco en su mirada, aspiro el perfume de su cuello, se hundió en ella y decidió morir entre sus piernas. Porque sabía que se estaba muriendo...
Compraron dos boletos de camión con destino Durango-Monterrey aparentar ser un pasajero era sencillo, las cosas se complicaron cuando su mente estaba puesta en la señal de su compañero, y su mano ocupada dentro de la pequeña maleta de viaje, forcejeando con la llave stilson que estaba atorada entre la ropa. Un pequeño parpadeo, un desvío de la mirada para desatorar la llave de entre los trapos lo distrajo del segundo exacto en el que Fercho se levantó del asiento y una vez parado en el pasillo dio el grito esperado, Este es un asalto, y después un silencio que sólo cortó el vaivén del cuchillo en la mano de su amigo, y mientras la música seguía, " me veras volar sobre la ciudad de la furia".
Moca nervioso logra sacar la herramienta, y de un salto se encuentra al lado de Fercho, sus miradas llenas de adrenalina chocan, sacan chispas que logran ocultar el miedo que como parásito se les instala en el estomago. " donde nadie sabe de mi, y yo soy parte de todos".
Mientras tanto los pasajeros dócilmente empiezan a desprenderse de anillos, relojes, ipods, que van dejando en la gorra que Fercho les extiende con mano temblorosa.
Moca cuida a los pasajeros, empuña la llave grifa decidido a machacar la cabeza de cualquier pendejo pasado de listo, siente que su corazón se acelera, cuenta los minutos para que termine esta mierda en la que se ha metido, "nada cambiara con un aviso de curvas, en sus caras veo el temor", y no es que se arrepienta al contrario nunca le ha tenido miedo a nada, ni a nadie, la vida para el no es lo suficientemente atractiva, "ya no hay fábulas", esta llena de vacíos, vacíos que nunca le ha interesado llenar, porque no le gusta pensar, porque ha decido aceptar que no sirve para nada, y que nada es para el, "en la ciudad de la furia", porque hace mucho que dejó de intentar llenar las expectativas de sus padres, del mismo " me veras caer como ave de presa", porque la vida es una hija de la chingada, mal parida que arrastra a todo el que este en ella, " me veras caer sobre terrazas desiertas", porque esta harto de no tener dinero, porque todo es dinero, porque sin el no se es nadie, porque se siente inmensamente solo y abandonado en un mundo desechable donde te pasas buscando una felicidad que se usa y se tira.
" te desnudaré por las calles azules", sólo coger con Mariana lo hacia sentirse eterno.
"me refugiaré antes que todos despierten".
Hace rato que dos hombres sentados a un asiento de donde esta parado Moca, cuchichean, se han dado cuenta que el muchacho de los audífonos, esta distraído, no empuña una pistola, a la cuenta de tres deciden amagarlo y caerle encima.
Logran someterlo, Moca siente como el miedo se le clava en el corazón con cada latido, como su cuerpo cae hacia atrás cuando una explosión de dolor le golpea, unas manos estrellan la llave una y otra vez sobre su cabeza. "ese destino de furia es lo que en sus caras persiste".
Fercho entra en pánico se da cuenta que están linchando a su amigo, no lo alcanza a ver,   pero si escucha sus gritos desgarrados. Despavorido corre a la parte delantera del camión y le pide al chofer que le abra la puerta y de un salto desaparece en la oscuridad.
Moca ya no siente nada, sus ojos apenas unas rendijas perciben caras que gesticulan, bocas que escupen palabras, manos que martirizan una piel que va perdiendo el calor.
La punta de sus dedos toca el tatuaje del corazón alado, piensa en Mariana y decide morir, "entre sus piernas y desaparecer entre la niebla". ¿ Porqué no hay quien te ame Moca?. Un borbotón de sangre desliza el vuelo de un hombre alado que nunca pretendió extrañar la tierra. "me veras volver, me veras volver..."
Mariana jamás volvió a ver a Moca, Ella recuerda todos los días intensamente la noche de amor de donde viene el niño que espera.

A Gustavo Cerati que sigue perdido entre la niebla.


martes, 5 de junio de 2012

Sólo del aire


La dama de noche te extraña.
Ha decidido llorar en lugar de oler.

Anoche, miles de pensamientos trepaban por mi cama, estaba decidiendo si enumerarlos ó salir al jardín a tachar estrellas, cuando un tenue sollozo me llevó justo a los pies de la  que antes era tu planta. No le dio pena temblar delante de mi, ni se molestó en tratar de retener las hojas que caían desahuciadas en la maceta , que tan bien se veía en tu comedor. Lloraba hipando desconsolada, hasta que se decidió hablar con esa vocecita entre noble y mandona que solo utiliza una Queen of de night.

- No veo las grandes ventanas que como ojos del viento me reflejaban una ciudad de León desconocida para mi, ni escucho la voz de la Brasileña, me cantaba bonito un triste y melancólico bossa-nova que abría el camino para llevarla de vuelta a casa. En sus ojos bailaban lagrimas vestidas de saudades por una tierra que no veía, y que extrañaba, llorábamos juntas porque las dos habíamos sido desterradas y la luna nos obligaba a buscar otro cielo que no era el mismo que nos tocaba. Yo la sentía tan apenada que hacia brotar flores para ella, flores perfumadas de recuerdos de su país y ella cerraba los ojos y se mentía pisando calles llenas de voces portuguesas, de olores de panes de azúcar, de feijoada y brigadeiros, brindabamos con caipirinha, armábamos una gran fiesta llena de samba y verde amarelo.

Pero los ojos no mienten y los espejismos se disipan con el viento de un León sediento donde el color verde se oxida de tanto esperar una lluvia que no llega. Ella regresaba a Gran jardín y yo a la maceta en la sala.

     - Te entiendo Huele de noche, porque yo también extraño a Claudiña.
Porque mis silencios encontraron su voz.
Todavía la escucho: escribe amiga, escribe.
Yo no le hacia caso pero me gustaba el sonido de esas palabras.
Me dejaban surcos en el alma.
Estos se fueron llenando de sentimientos incontrolables.
Empezaron atestar páginas.

Y juntas reconocimos nuestras historias.
Las de ella de un país lejano.
Las mías eran cuentos donde ella existía.

Vi con sus ojos.
Ella vio con los míos.

Juntas jugabamos.
Al escritor.
Al lector.
Ahora se ha ido, y mis palabras se han quedado sin eco.

La dama y yo pasamos el resto de la noche hablando de ti amiga, me pidió que la perdones, para ella el cielo esta desteñido, sus ramas ya no te alcanzan, sus raíces no encuentran su tierra. Poco a poco se va marchitando.

He decidido comprar una novia del viento, ellas florecen en los peores tiempos, no tienen raíces, son como Leonora, como tu Claudiña, de aquí de allá, de nadie, sólo del aire.

Para mi amiga  La brasileira.

jueves, 31 de mayo de 2012

Entre muertos

No es fácil saber que te estas muriendo, que has dejado de ser tu misma y que poco a poco tu cuerpo te deja de pertenecer ya no te obedece, se revela, lentamente la enfermedad se apodera de el, y sólo ella decide quien eres ahora, como te mueves, que sientes que comes, y mágicamente el espíritu viene en tu ayuda y te susurra bajito que eres más que piel y huesos y empiezas a viajar con lo que sabes que nadie te puede quitar, vacías tus recuerdos, desmenuzas tu historia, abres los ojos y las imágenes del exterior te llegan de otra manera y estas te empiezan a enamorar y te hablan de un mundo del que muchas veces te quejaste y del que ahora no quieres dejar porque es el único que conoces y crees dominar.

Y elevas los ojos al cielo y sueltas plegarias ¡No me quiero ir!, ¡No me quiero morir!, y piensas en tus hijos en su vida sin ti, en la soledad de tu pareja, en el profundo dolor de unos padres que ya no te verán, en los espacios que estas por  dejar, en todo los objetos con significado que se van a  quedar sin sentido, en los paisajes que recuerdas y los que no pudiste visitar, en las palabras que siguen atoradas en tu garganta y que ahora cobran el valor para dejarse pronunciar, en las cosas que quisiste hacer y nunca te atreviste porque pensaste que no eran para ti y ahora la claridad de una partida sin retorno te libera y te da la fuerza para querer intentarlas. Pero nada de esto es suficiente, esta decido te vas, no lo puedes evitar y entras en un estado de shock, qué sigue?, qué va a pasar?, qué lugar voy a ocupar?, te ofuscas, la respiración se acelera, los latidos del corazón se atropellan y caes en una oscuridad que te traga y te da miedo y lloras por dentro solo por dentro afuera eres la que se esta muriendo, otros son los que lloran por ti y son ellos los primeros en no querer dejarte ir, en rezar para que no te vayas, no quieren entender que estas viviendo los últimos segundos de tu destino, la única verdad  de todo existir.

Los abrazas con los ojos y te vas despidiendo de cada uno, uno por uno.
Llega la luz y empiezas a experimentar sensaciones antiguas, reconoces el vientre de tu madre su calidez, la paz, la inconsciencia, y te dejas ir por ese vaivén líquido que aletarga   tus sentidos, y te das cuenta que todo esta en ti y tu estas en todo, el alma se expande, abandona el cuerpo, la mirada se separa de los que antes fueron tus ojos y te ves como lo que fuiste.

Cruzas, puertas que se abren y se cierran, sientes amor, encuentras a tu paso personas que conoces, sabes que hace mucho que murieron. Estas muerta, entre muertos, ya no tienes miedo, en esta vida no es necesaria la vida, y me río sin boca de lo que a todos alguna vez nos contaron; que los muertos cuidan, que hay que rezarles, que dejan de existir.
Lo único que tienes que hacer es escuchar el silencio de los que como yo nos hemos ido, un silencio que no dice nada, donde sólo hay ausencia, lágrimas y seres queridos atorados en los huecos del recuerdo.


domingo, 6 de mayo de 2012

La mano ciega

La mirada de María se perdía hasta que Ana la encontraba, Mil veces buscó los ojos de ella, mil veces ella encontró los suyos. Un segundo de reconocimiento bastaba para aplacar la angustia de un posible día lleno de soledad, Porque Maria era transparente sin Ana, ella era quien le daba color, quien daba sentido a sus palabras.

Eran amigas inseparables. En el colegio todos lo sabían María era Ana y Ana era Maria, se les veía juntas, sus hombros en platica constante, sus miradas cercanas, sus oídos llenos de complicidad. Nadie se atrevía ni siquiera a hablarles, vivían en un mundo a parte y este daba miedo, era de dos y un tercero era impensable.
Los días sin colegio eran insoportables, no estar juntas todas las mañanas del fin de semana dolían, dolía el alma, la piel y hasta las palabras que no salían de la boca porque a nadie le importaban. Pero hoy iba a ser diferente, los papas de María tenían una cena y Ana vendría a acompañarla, verían una película romántica, "tres metros sobre el cielo", llorarían con Babie y Step y su amor increblantable comerían palomitas y tomarían Diet Coke.
María se sienta en el sillón, Ana, decide acostarse recargando la cabeza en las piernas de María, con el tazón de palomitas descansando en su estomago, la película comienza, absortas sus miradas se llenan y se oscurecen de la luz que emite el televisor, y sus manos hipnotizadas no dejan de atrapar palomas que vuelan directas a la boca una tras otra.
Babie y Step ruedan sin ropa por el piso, dos cuerpos en una sola sombra, se oye el placer enlazado a una música que eriza la piel, las niñas no pueden más que estremecerse al sentir como asciende una fiebre por entre sus piernas, y un principio de comezón las obliga a apretar los muslos, al mismo tiempo que las coronas oscuras de sus senos se endurecen respondiendo a la ilusión de un roce imaginario. María lleva la mano al tazón, esta cae ciega en uno de los pechos de Ana, una palma llena de deseo que no puede dejar de sentir un pequeño pico duro que llama y que tiembla. Que rico piensa María, que no se levante. Que rico murmura para sus adentros Ana, que deje ahí la mano. María baja la cabeza, se topa con unos ojos sedientos y unos labios entreabiertos que piden agua, quiere saciarlos, labio con labio, puntas ariscas de lenguas que se encuentran, que penosas se tocan, ríos de saliva que causan turbulencias, que marean, que inunda la cabeza, y mientras una mano cegada, temblorosa, emprende la huida, tropieza con telas y botones a su paso solo para detenerse en un llano cubierto de césped, que bulle en su interior, la mano se calcina mientras un dedo se agita en el lugar preciso. Ambas cierran los ojos, oscilando lejos del sillón. Sus corazones acelerados las delatan y son ellos los que con su sonoros redobles despiertan a la razón, las niñas se levantan al mismo tiempo apenadas, conscientes de haber traspasado los limites de una amistad. Ahora nada será igual.
Los días pasan y ninguna de las dos es lo que antes era, María que muere de amor por su amiga, daría cualquier cosa porque la ocasión las colocara en la misma situación en la que piel de Ana abrió ese abismo, que ahora las separa, la ama, desea su olor, su saliva, su sabor, se siente llena de palabras que dan vida a este nuevo amor, palabras que Ana se esmera en sellar, en fingir que nada paso, porque por dentro esta aterrada, apenada, porque hay cosas que no pueden ser y esta es una de ellas.
Una se consume. La otra evapora el recuerdo.
La amistad estorba, ya nada existe entre ellas.
Los recreos son un infierno, la mirada perdida de María sólo encuentra los ojos del nuevo novio de Ana, no hay ni mañana ni después, solo queda revivir el recuerdo, que se convierte en último deseo, y en primer pensamiento.

viernes, 20 de abril de 2012

El deseo ha tomado el mando

Tu llamada me dejo el dolor de una voz quemada, hecha cenizas.

- El doctor me dijo que estoy deprimida, me receto antidepresivos.

- ¿Qué tienes te sientes mal?.

- ¿Sabes que es despertarse y no tener ganas de levantarse de la cama?, llorar porque el nudo que traes en la garganta te aprieta los ojos y no puedes recorrer la cortina de lágrimas que empaña la luz de un sol que ya no te sonríe porque a decidido no salir para ti.

- ¿Qué paso?, ¿Porqué estas así?.

- No se, después de los cuarenta la edad te cae encima, se vuelve pegajosa todo se amarga y te pisa la angustia de una vida que se fuga y te comprime como una pasa. Todo cambia ya nada parece igual. No se si es la tiroides, la menopausia o simplemente una tristeza que empalaga.

- Cuidate, lo que te esta sucediendo no es tan grave todas tus amigas estamos pasando por lo mismo, así es la vida, si nunca envejeciéramos no quisiéramos morir, ¿Quien se quiere morir joven?.

- Tienes razón, prometo poner de mi parte, esto que siento no se lo deseo a nadie.

Colgamos el teléfono, cada quien entretenida con sus pensamientos, los míos encargados en pensar con toda la fuerza de mi memoria en los años que llevamos de conocernos, en ser hermanas porque desde que éramos niñas decidimos dejar de ser amigas. En nuestras vidas entrelazadas, imantadas, difícilmente existen recuerdos donde Tú no aparezcas. Quisiera aliviarte con mi voz y curar con ella la tuya, pero la distancia no ayuda, el poder y el tono de las palabras no es suficiente, se necesita el abrazo que es el encargado de sostener un alma en vilo.

No he tenido noticias tuyas me alarma tu silencio, no contestas mis llamadas, es la tercera vez durante el día que intento comunicarme contigo, dejo que suene el teléfono hasta que oigo tu voz, sigue habiendo en ella restos de cenizas.

- Olga, ¿eres tu?, ¿Que tienes?.

- Tiene otra mujer, Pablo me esta engañando.

Un silencio helado nos separa, trato de articular las palabras pero estas exhalan en mi boca.

- Pero, ¿estas segura?, ¿te lo confeso?- le pregunto apenas con un hálito seco.

- No, pero lo escuche hablando por teléfono, diciendo te amo, al preguntarle a quien le hablaba no pudo enlazar palabra, tartamudeo, y con una voz pastosa solo atinó a decir incoherencias. Lo detesto Amiga, me ha herido en lo más profundo.

- Te entiendo, se como te sientes, conozco ese asombro que se convierte en tristeza para terminar en una rabia profunda, en unas ganas de apuñalar con palabras, de descargar golpes, de morder, de pisotear, de defender una felicidad que creías era tuya. Y entras en conciencia de que haz vivido un espejismo, y piensas ¿Cuántas veces me ha hecho el amor pensando en ella?, ¿Cuantas veces me beso, sin ser a mi a quien besaba?, y no sabes si es el orgullo o el amor el que mueve tu rencor. Y quieres morirte porque tu infelicidad es tan grande que a acabado con todo lo que te hacia ser tu misma.
No se que decisión vayas a tomar, eso solo tu lo sabes, te pido que no te precipites,
ruega que sea algo pasajero, que se aburra de ella, que te valore, que valore todo lo que juntos han construido. La infidelidad ataca la parte mas débil del alma, pero también es cierto que el corazón puede llenarse de capas, que te hacen la vida mas liviana.

Hace rato que soy yo la que habla y solo escucho tu llanto fuera de control, así estuvimos un buen rato, hasta que nos dijimos adiós solo con palabras porque nuestras almas querian seguir juntas.

Esa fue la ultima vez que hablamos y de eso ya tiene dos semanas, hoy Pablo me llamó por teléfono para preguntarme si estabas conmigo, dice que hace una semana que saliste de casa para no regresar, que te fuiste sin nada, sin ropa, sin auto y sin tus hijos, solo una nota de despedida: "el deseo ha tomado el mando". Le dije la verdad que no sabia nada de ti.

Hoy te vi, caminabas por la calle de la mano de una muchacha, las dos se veían felices de vez en cuanto acercaban sus rostros rozandose a penas los labios, sus cuerpos nimbados desprendían amor. Y fue cuando comprendí todo, tus meses de depresión, las ganas de platicarme un secreto que nunca llegue a conocer, porque siempre postergabas hablar de esa felicidad que te negabas y decías no era para ti. Ahora un simple empujón del destino casual o intencionado te ha hecho decidir.

Me viste y corriste hacia mi, nos abrazamos como dos niñas felices en una sola mujer.
Al separarnos tus ojos dijeron mil palabras, los míos no podían dejar de sonreír.

lunes, 2 de abril de 2012

Trapitos al sol

Como es cansado guardar un secreto que se refugia en la lengua y amenaza siempre con salir. Lupe lo sabe mejor que nadie, y todos sigue creyendo en la persona que ella refleja, en ese ser virginal tocado por la voluntad de un Dios que le quito la vista de un ojo cuando apenas era una niña.

Mamá grande realmente fue su madre, por que quien la parió, la abandonó con el pretexto de no tener paciencia para una niña tuerta.

Mamá grande le dio gracias a Dios de que Lupe por lo menos tuviera un ojo para ver y encomendó a su nieta con la Virgen de los Lagos, le ofreció como manda que la niña llevaría puesto su ropaje todos los días hasta que cumpliera los doce años.

Mamá grande murió antes que la niña alcanzara esa edad, Lupe vio su niñez, su juventud y ahora su vejez envuelta en los pliegues de una devoción y una manda que le queda grande, y con un final que desconoce.

Lupe se enteró de la venida del Papa a León Gto., como se enteró todo el mundo. La televisión disparó la noticia hiriendola justo en el corazón para abrirle orificios que ahora están rellenos de esperanza.

Fue entonces cuando se dio cuenta de su poder, ¿ Cuantas noches rezó con fervor?, cuantas veces le pido a Dios tener la oportunidad de ver frente a frente al Papa Benedicto XVI, cuantos kilos de galletas horneo, para venderlas y poder pagar un boleto de avión a Roma y visitar la plaza de San Pedro, ahí el Papa desde su balcón en la misa del domingo la miraría directamente a su único ojo, a ella que es "el fruto del pensamiento de Dios querido, amado y necesario", porque esas fueron las palabras de el Papa cuando lo vio en la televisión y le llenó de ilusión el ojo vacío y el otro el que si ve lo limpio de la amargura con la que veía.

Lupe había sido sorprendida y alcanzada por la palabra de Dios al revelarle su intención de que por medio de ella se santificaría a Benedicto XVI, El le devolvería la vista de ese ojo extraviado. Quería un milagro y Dios a través del Papa se lo iba a dar. Con este discurso las galletas se vendían solas, todo el mundo quería ser participe de la canonización.

Los kilos de galletas recién horneados ahora servirían para alimentar a los niños de la calle, el dinero ya no era necesario, el Papa venia a ella.

El avión de Alitalia aterrizó en León a las 4:00 de la tarde, Lupe llevaba 8 horas haciendo valla a fuera del Colegio Miraflores que sería la residencia del Papa durante su visita a León. Los pies le dolían, no quería sentarse, podía perder su lugar, la cabeza comenzaba a retumbarle después de tantas horas de sol, su ropaje la hacia sudar copiosamente, el estomago no dejaba de rugir pidiendo alimento y para colmo la vejiga estaba a punto de rebelarse ante tanta represión.
Había tanto ruido, ( Benedicto ya se asoma, se siente su aroma, Benedicto hermano ya eres Mexicano, la juventud del Papa, suela, zapato y tacón, suela, zapato y tacón, Benedicto ya es de León.) y como coro el Cielito lindo.
Sin embargo; nada de esto era suficiente para doblegar la lluvia de emociones, que Bañaba su interior.

Ahí viene!! grita la gente, crece la expectativa, las porras se oyen con más fuerza , se agitan banderitas amarillas y blancas. Un remolino se desata en el alma de Lupe, rayos y truenos cargados de electricidad le ponen la piel de gallina para romper en un llanto impúdico acompañado de convulsiones que agitan su cuerpo.

Motos de la policía escoltan el papamóvil, su avance es lento, en el reducido habitáculo vidriado se sienta un pequeño anciano vestido de blanco, con la sonrisa a medias y el rostro cansado, agita el brazo de derecha a izquierda dando la bendición y es durante este movimiento sistemático que sus ojos recorren el mismo camino que los de Lupe para encontrarse en igual punto y sin atajos. El único ojo de Ella temblo de emoción, el ojo ausente ni se movió, los de El tenían sueño querían llegar a casa.

Horas de espera resumidas en un segundo de fe, este era su último recurso, ella quería un milagro y los milagros no existen. Ahora un silencio espeso la rodea, como espesa y amarga siente la boca, como muerto y pegado su ojo. Solo una sonrisa incompleta la delata.

Lupe regresa a casa vencida por la realidad pero con el corazón ligero, Benedicto se ha llevado su secreto, El le ha dicho que si.

Sigilosamente gira la llave en la cerradura, la puerta del ropero se abre, arrastra una silla, con torpeza se trepa en ella para alcanzar del entrepaño más alto una maleta, la jala del asa para aventarla sobre la cama, baja con dificultad de la silla, con manos temblorosas recorre el cierre de la valija, y saca desdoblado uno por uno los cientos de vestidos comprados a lo largo de tantos años con el dinero de las galletas vendidas, al principio pensó ir a Roma, después de mucho tiempo decidió que solo quería una señal para quitarse los ropajes de la Virgen de los Lagos, y hoy Benedicto VXI se la ha dado, no existen los milagros y un ojo ve más cosas que dos.

Mañana se pondrá el vestido azul, el de los vuelitos, el que dejo hace mucho de estar de moda, mañana se pintara los párpados de azul y el sol decidirá amanecer por primera vez solo para ella.

viernes, 23 de marzo de 2012

Desliz

Decidí que fueras mi tiempo, como se decide que te gusta comer ó a que te quieres dedicar. Me fui adueñando de los minutos que componían tus horas a estas las convertí en días y los días en la suma que ahora compone nuestra historia.

Me dije que te debía amar, que no seria difícil convencer a la razón para que esta manipulara al corazón y juntas crearan la ilusión del enamorado ciego que no ve defecto, que idealiza, que embellece los momentos, que ve a futuro y hace de su amor una bandera contra el irónico destino que se burla porque sabe que nada es eterno, y se hace el tuerto y con el ojo bueno solo ve una verdad a medias, el ojo que falta la inventa.

El tiempo fue pasando, yo podía haberte matado a punta de atenciones: tu comida favorita siempre en la mesa, deliciosos postres dignos del mejor gourmet. Lavaba tu ropa dejandola impecable, limpia, planchada, zapatos lustrados, la casa en orden llena de flores. Yo la mujer perfecta siempre dispuesta para ti, cuando me quisieras, envuelta en tus fantasías vestida en pieles negras ó en pequeñas faldas escocesas.

El deseo nos unía a cualquier hora del día dejando nuestras sombras fundidas en todos los rincones de la casa, éramos dueños de los espacios como dueños uno del otro.
Tus amigos los míos, tu familia la de los dos, tus gustos ahora nuestros, yo me iba difuminando, tu cada vez más intenso.

Yo te daba todo lo que era y Tu, Tu me dabas dinero a manos llenas, el amor se te fue acabando, tu dinero me fue llenando, tanto que no me acuerdo cuando deje de esforzarme por quererte y empece a querer todo lo que podías pagar, ya no me importaba que me dejaras noches enteras sola, ya no me importaban tus camisas llenas de mimos rosados. Tenía el poder de tener sin tenerte, así me fui acostumbrando a ser feliz, a necesitarte solo para estirar la mano, y me dije mil veces que esto era vivir, y todo me reía porque lo que había fuera de mi me hacia sentirme bien, adentro cientos de cobijas aplacaban el frío que luchaba por salir.

Las decisiones se toman en un segundo y se pagan el resto de la vida, yo te estaba cobrando lo que había decidido pagar.

Hasta que llegaste tu y me enseñaste lo fácil que es caminar en suelos azules, lo difícil que es amar con paciencia, porque ya no hay cabida para la cordura, porque tu vida que corre en mis venas me da la fortaleza para ser una mejor persona, a pesar de tenerme cariño así, de imperfecta como soy.
Porque esta orgía de sentimientos lucha contra mi sensatez, y me pide florecer cada vez que siembras en mi cuerpo, porque eres lluvia que quema dejando mi piel desbastada, talada de viejos recuerdos que ya no saben a nada porque nada soy si no eres tu quien puebla mi memoria.

¿Qué explicación hay para el amor?, para esta dicha cargada de dolor por tenerte a medias a destiempo y en medio de un mundo que era mío y ahora desconozco.
Y me obligas a reconstruirme cada vez que descoso mi piel a la tuya, y llego a casa y me descalzo pisando la alfombra que es la tierra que mejor conozco, al mismo tiempo que voy despellejandome de la ropa que huele a ti. Me miro en el espejo plena con vestigios de tus manos, de tu aliento, del ultimo temblor donde me dijiste todo, donde prometimos no separarnos, sonrío sellando el trato.

El ruido de la regadera me impacta con la realidad, lentamente el agua que corre por todo mi cuerpo decide bautizarme, porque ya no soy la misma mujer, porque la que antes era se muere y se diluye en remolinos que se ahogan en la coladera.

Escojo un vestido provocativo, nada de ropa interior, esta noche seré yo, te diré que solo importa el amor, que este todo lo puede y me iré contigo, luego, me marcharé sin decir adiós.

Mañana, seguiré pagando por mi felicidad esa que Tú, no me puedes comprar.

martes, 6 de marzo de 2012

Escucho tu aliento

Hace tiempo que los observo, y de todos eres Tú, quien llama más mi atención.
Me gusta verte correr en el jardín de la casa, ver como esos ojos tuyos que parecen rendijas se agrandan cuando la boca negra de tus pupilas se come la luz azul del cielo, y el blanco de sus nubes, y las manchas verdosas que bailan en los árboles.

Como tus manos pequeñas y regordetas acarician la cobija verde de la tierra, y tus dedos abren hoyos hasta llegar al color cafe, y encontrar mariquitas que tiemblan antes de sentir el apretón de tus dedos, que las hacen explotar, para que tu rías a carcajadas con esa risa chueca, donde cuelga un pequeño hilo de baba que empapa tu barbilla y encharca tu ropa a la altura del pecho.

Corres, corres con los brazos extendidos queriendo estrujar al viento, mientras le cantas el himno a la alegría que es la canción que te sabes de memoria, y tu nariz se infla de vida y se desinfla de contento, mientras Laurita tu nana te grita, porque no te alcanza.

- ¡Vivi, Viviana no corras te puedes lastimar!.

Yo canto contigo, y percibes mi apestoso aliento, lo noto porque se te eriza la piel, cierras los ojos, y quedas vibrando como campana. No me acerco me da miedo que me reconozcas y tu mirada se vuelva torva y me puedas ver.

Las acompaño a la casa siempre a distancia, Nadia abre la puerta con el reproche en su mirada, te da un beso helado que se derrite en tu cachete, sueltas la mano de Laurita y subes de dos en dos las escaleras, te pierdo de vista, la voz de tu madre me distrae, me concentro tanto en su boca, que bella es!, todo en ella es perfecto, sus labios carnosos, su nariz pequeña delineada por el escarpelo de un cirujano, ojos grandes enmarcados por unas enormes pestañas, cejas finas. Laurita la envidia, tiene celos de su cara de sus pechos redondos, de su estrecha cintura, de sus enormes gluteos, ¿A cuantas operaciones se habrá sometido para lograr este aspecto?.

Nadia detesta como la mira esta mujer, siente que tantea su vida hurgando en su interior para agrandar ese agujero minúsculo que deja ver su egoísmo, su vanidad, el desprecio que siente por esa hija enferma a la que no ama y de la que gustosa se quisiera deshacer.
Y que fea e insignificante es, parece un ratón asustado con esos lentes de fondo de botella y ese bigote que le da un aire de suciedad. Nadia no se deja engañar por ese aspecto débil, por ese olor a santidad, sabe que en el fondo se esconde un monstruo de varias cabezas, un ser acomplejado, y perverso capaz de cobrarle a la vida lo que cree que le pertenece, se ha dejado sobornar por ella dos veces, pero no habrá una más, Roberto ha decidido actuar, acabar de un vez con esta mosquita muerta.

Llevo un rato recorriendo los pasillos de sus pensamientos y me aburro, son tan iguales y tan diferentes, vacías, egoístas, deslumbradas por alcanzar una felicidad sostenida por alfileres. Un gesto caprichoso del azar podría costarles la vida, y las tendría aquí conmigo arrepentidas y deseosas de volver a nacer.

Un rayo de sol llama mi atención, me gusta ver como entra por la ventana y cae liviano sobre las dos mujeres, si pudieran apreciar la belleza de la energía que de ellas se desprende, la explosión de color y tonos que cambian según sus emociones, si pudiera tocarlas con la punta de mis dedos y sentir la suavidad y el calor de su piel, la vida que les corre dentro.

Durante meses he rondado esta casa, y no alcanzo a comprender ¿Quien me llama?, oigo mi nombre en los labios de tu padre, de tu madre, de Roberto su amante, de Laurita, de lo tuyos no Viviana, tu ni siquiera me conoces, por eso me gusta velar tus sueños, y sentir tu vida y sentirte viva y a través de ti respirar y mirar con tus ojos, y sentir con tu piel, y tu cuerpo perfumado de si mismo mitigando mi hedor, y quedo abatido de tanta vida que se te desborda. Me llaman Viviana.

- ¡No te vayas Nadia no nos abandones!, Laurita me ha contado todo se que tienes un amante, ¡por favor!, estoy dispuesto a perdonarte a darte todo lo que quieras, ¡tu hija te necesita, yo te necesito!.

- No me fastidies Ignacio y deja de apuntarme con esa pistola no te tengo miedo, estoy harta de aguantarte de fingir que te amo, estoy cansada de Viviana de no tener una hija normal, quiero ser feliz, quiero vivir, no pienso pasar un solo día más unida a las dos personas que más detesto.

Me pregunto ¿En los ojos de quien me veré?, es difícil saberlo, dos cuerpos forcejean, luchan, solo un minuto eterno y la explosión de un disparo, luego el silencio herido por tu grito Viviana, y te veo rodar la escaleras, y me veo en tus ojos y recorro contigo ese camino doloroso que los lleva del asombro al miedo, porque me ves y me reconoces, y no quieres morir, y me acerco a ti y te tomo entre mis brazos y te pido que no temas, mientras tu memoria y tu sangre se vacían, y tu piel de mármol me pesa tanto, como me pesa tu angustia, y tu olor se mezcla con el mío, y escucho tu aliento, y tus latidos luchan desaforados por bombear un liquido que huye de un cuerpo casi abandonado, porque tu alma se empieza a diluir y a fundirse con el tiempo, y de ti solo quedara el recuerdo.

Te estrecho fuerte, no quiero lastimarte, el temblor ya va a pasar, quiero evitarte mas dolor, relajate, no te aferres, respira hondo, no me mires así, no hay nada que entender Viviana, no hay nada, nada.

lunes, 20 de febrero de 2012

La gravidez de las palabras


Pasaba mis dedos por ellos pensando que tanto debían decir para estar tan gordos, si solo eran pastas con hojas llenas de letras.

En el estudio de nuestra casa había un librero de pared a pared de piso a techo, un anaquel de estantes llenos de pensamientos encerrados en cajas de papel codificados con letras, un mundo de historias ajenas, que moría por descubrir.

Papá les tenia amor a los libros pero de diferente manera, él los atesoraba, le encantaba comprar y formar colecciones enteras, enciclopedias con grabados en el lomo que acomodados en orden alfabético formaban una culebra enorme. Libros de arte llenos de reproducciones fotográficas de pinturas, Gauguin, Modigliani, Picasso, Van Gogh, pasaba horas enteras, tratando de copiar mujeres de cuellos largos, indígenas desnudas rodeadas de vegetación en unas infantiles islas Polinesias, noches estrelladas, y girasoles inacabados, por que el tiempo que los abarcaba nunca dejaba de pasar. Van Gogh enajenado pintado un mundo que no podía parar.
Armada de acuarelas, hojas y pinceles se me iban las tardes, tratando de copiar esas obras maestras.

En tercero de primaria gane un concurso de pintura donde participaron varias escuelas del sector; un bosque lleno de venados, arboles, plantas, un río rodeado de montañas. Mis acuarelas lograron plasmar con sus colores, toda la belleza de una naturaleza viva, que yo tenia grabada en mis pupilas y en las yemas de los dedos.

Papá llegó a la casa con un regalo, "Maria" de Jorge Isaac, me enamore del amor, de las palabras y sobre todo de Jorge que sentía igual que yo, y de lo bien que lo supo explicar. Desde entonces no había cosa que me diera más placer que iniciar un libro, sentirlo en mis manos, leer cuando se escribió, el número de la edición, la biografía del autor, y al final acomodarme (no importaba en el lugar que fuera), a disfrutar, a leer sin parar, a devorar las emociones de otros, a amar, a morir, a sentir rabia, frustración, alegría desde la comodidad de mi cuerpo relajado y mis ojos hinchados de imágenes.

Leia todos los libros que aprisionaban mis manos, a veces no conocía el significado de las palabras sin embargo, las intuía, así como comprendía mensajes que no podía explicar. "Cien años de soledad", el titulo me atrapo, mis ojos infantiles, se llenaron de sus paginas, y viví semanas con una familia que repetía nombres, que estaba condenada a cien años de abandono, y que al final nació un niño con cola de cerdo, pero hecho con amor. Años después ya adulta volví a leerlo y me asombre de haber comprendido tanta magia disfraza de realidad, a tan corta edad.

Poco a poco el amor por los libros me fue entrando por todos los sentidos, para ser prisionera de mi propia pasión. Ya no solo eran las historias las que me quitaban el sueño, empece a atesorar palabras, a escuchar las reacciones que estas producían en mi cuerpo, las abrazaba, y bailaba con los sonidos que brotaban de ellas, y no dejaba de maravillarme de su elocuencia al reunir tanto en tan poco, de la belleza de sus combinaciones, de sus profundidades y abismos, de su forma de corazón y de cuchillo, de su poder embriagador que trastorna hasta la locura, hasta la muerte lenta o fulminante de una verdad o de una mentira que desgarra cuando se lee o se escribe.

Y vino de la mano la eterna pregunta, ¿Y que hago yo aquí?, y pedí, que mi realidad fuera la del escritor, pedí escribirme, para conocerme, para inventarme, para no perderme, para morir y poder seguir gritando desde mi tumba.

E hice una promesa bajo la luna, la misma que me mira hoy, que nunca mis palabras iban a quedar flotando, que siempre las haría descansar en el papel, que no se revolverían con mis cenizas, prometí dejarlas aquí, para ti, para el que fuera, para que se escuche el rumor de mis recuerdos y lo que fue de mis pensamientos, y pedí permiso de existir, y de mi preñez nacieron mis hijas las palabras, son mi herencia y descendencia las que van hablar de mi cuando me vaya.

María Paz

sábado, 11 de febrero de 2012

Ira

Carmen acostada en la cama, quieta muy quieta, ve desvestirse a Pedro, el silencio la altera, Pedro consciente de ser visto se tarda en la maniobra de quitarse el pantalón y con sumo cuidado lo deja en el respaldo de la silla, luego, el calzon que va a ocupar el mismo lugar, se sienta despacio en la cama dandole la espalda a Carmen, se quita un calcetín, luego el otro, decide hacerlos una bola y aventarlos junto a la silla, caen sin hacer ruido, lenta muy lentamente voltea el torso, Carmen y Pedro se miran, ella con una mirada desorbitada, perdida, el con ternura y unas ansias contenidas.
Pedro sabe sonreír con toda la cara, la risa de Carmen es tímida incompleta .

_ Prende la luz, así me siento mejor.

Pedro se levanta de la cama, sin prisa llega a la pared donde esta el interruptor, sabe que Carmen tiene la mirada puesta en el, su cuerpo delgado no lo avergüenza. El cuarto se inunda de luz, Carmen cierra los ojos, quiere borrar los recuerdos, siente el cuerpo de Pedro que respira cálido junto al de ella, no los quiere abrir, solo un poco más para darse valor. Aspira un olor a limón a limpio y en el fondo a acido a sudor, la envuelve la seguridad, la calma, su cabeza anida en el cuello de el, si solo se conformara con sentirla, si no le pidiera más.

Pedro percibe su cuerpo duro, caliente, y se pega a Carmen, la respira entera, se le atora en la garganta, solo logra sacarla con un te deseo desinflado, seguido de besos, que dan vida a una piel que empieza existir, que se deja llevar por las yemas de los dedos que van dejando pequeñas huellas de fuego.

Manos que suben y bajan, acompañando respiraciones entre cortadas, jadeos, nudos de piernas y brazos que se atan y se desatan, bocas que succionan almas.

Pedro se hunde entre las piernas de Carmen, ella tensa el cuerpo, como resorte se incorpora en la cama, un sabor amargo empieza a inundarle la boca, el cuerpo paladea el recuerdo, el olor de su fétido aliento, su lengua viperina, escurridiza y húmeda deslizandose por todo su cuerpo, lamiendo y barriendo huecos, levantando llagas, desgarrando por dentro todo pudor, todo deseo.

_ ¡Por favor, no me haga daño, me duele, me lastima!,

Se siente acorralada, invadida, se revela, golpea con los puños, patea, el miedo la paraliza, dejandola indefensa. Al mismo tiempo que siente bajar por su entre pierna un calor liquido, seguido de un temblor incontrolable que la hace castañear los dientes.

No hay respuesta solo el silencio de la noche y la ira de un hombre que la avienta entre ramas y piedras, que enviste, golpea, rasguña, rasga carne, deshilacha ropa, una piel que pesa, que se impone violentando, sacando y metiendo un arma que destroza por dentro, que se mueve, que devora, llenando resquicios envenenandolos, para emanar vapores que saben a muerte, y se muere de una forma lenta, tan lenta que el cuerpo no se da cuenta y anda por el mundo viajando solo, la única evidencia de esta ausencia son los ojos vacíos y desorbitados que no hacen mas que dar pena por que ya no dicen nada.

La soledad de un cuerpo que se queda herido con un alma ultrajada, atrapa en un solo delirio que se llama venganza.

_ Carmen soy yo Pedro, abre los ojos, mirame!.

Carmen lucha forcejea, rasguña, pega, encaja dientes, muerde, escupe, saca fuerzas de donde puede, llena de ira se defiende, es el llanto de una loca el que se oye, palabras incoherentes, la fuerza del valiente que asesta un golpe certero en la cabeza de su agresor, un cuchillo guardado con esmero, listo para el momento.
No existe claridad en el pensamiento, solo una mujer con un ajuste de cuentas.

El cuerpo inerte de Pedro rodeado de unas sabanas blancas que se van pintando de sangre no es lo único que Ana, la hija de ambos, encontró al llegar a casa, pudo ver también a su madre acostada junto a su marido, desnuda de rojo, hecha un ovillo perdida en un mundo donde la arrastraron, y del cual no puedo salir, con la mirada desorbitada, vacía, y en sus pupilas clavada la imagen del único hombre al que amo.

martes, 31 de enero de 2012

Gula

NIna trataba de quitarse la modorra, abría y cerraba los ojos, aclarando la vista que todavía estaba invadida de la fina tela del sueño, un largo bostezo la hizo temblar, sintió como un escalofrío recorría todo su cuerpo, recordandole que había sido arrebatada de su cama y que ahora estaba en la de Mom. Como siempre el televisor encendido proyectando luces con espacios obscuros, voces, gritos, explosiones eran los sonidos que llenaban la habitación.
Nina por fin logro que su vista limpia se concentrara en las imágenes que arrojaba la emisión, era Vietnam se lo había dicho Mom, y ahí estaba daddy.

Comenzaba arrullarse cuando Mom entró con dos grandes tazones rebosantes de helado de chocolate.

_ Amor, ¿quieres?, al mismo tiempo que estiraba la mano.

_ Si, Mom.

Nina adoraba el helado sentir como lo frío y lo dulce se iban mezclando, como las muelas trituraban los pedacitos de chocolate, para diluirlos con la saliva, bañando las paredes de la boca, invitando a la lengua a chasquear de puro placer.
Con los ojos cerrados los sabores son mas sentidos y se hermanan con los momentos, por eso para Nina helado es Mom, sentir su abrazo tembloroso, húmedo, y en el cuello la cálida respiración de su fría nariz ; frío, dulce, caliente, amargo...

Daddy nunca regreso, Mom nunca lo supero, pero esas noches de complicidad acabaron mucho tiempo después, cuando la cara ancha y redonda como un pan tostado de Nina paso a ser la de un gran pancake, con dos ojos de cerezas, nariz de plátano y boca de un cuarto de durazno.

Nina nunca trato de disuadir al espejo; ella era linda por dentro y grande por afuera, la gente no es ciega, es verdad que se deja deslumbrar por las mujeres extremadamente delgadas, casi carentes de curvas, pechos planos de hotcakes, piernas largas de fideos, pero la magia se esfumaba con la platica, siempre acompañada del aliento a vomito, gracias a los alimentos masticados con la única encomienda de tocar solo unos segundos el estomago para ser defecados por la boca. El aroma de Nina era diferente rico en olores que te arrebataban del suelo para montarte en recuerdos, y sabores que endulzaban tristezas, y salaban la felicidad para hacerla mas intensa.

Por eso no fue difícil que Max se fijara en ella, para él, Nina representaba una casa enorme, acogedora, con una despensa llena de comida, con olores en frascos etiquetados de momentos.
Max sucumbió a estos encantos se dejó envolver en 80 libras de masa, de tela piel, suave esponjosa al tacto, con sabor a vainilla, un verdadero Twinkie, todo el postre solo para él.

Nina había encontrado la felicidad completa y no pedazos, recogiendo de la vida hasta la ultima migaja, dejando que Max se alimentara de su piel, que no parara de besarla para sacarle de los dientes todos sus sabores, que la tocara dejando que sus manos se perdieran, para luego encontrarlas y que le amasaran hasta el alma. A ella por su parte le bastaba ver con los ojos de él.

La gente los miraba sin pedirles permiso, no podían entender como un hombre con esa cara huesuda que podía ser atractiva o temible según le diera la luz y con esa delgadez, se luciera por la calle envuelto en los pliegues de una enorme mujer.

Orgías de comida, llenas de besos y suspiros, viajes entre la piel, te quieros de chocolate, y hueles a miel, fueron los ingredientes justos para que Nina fuera horneando no uno si no dos bebes, a Max le encantaba ver como se apoyaba en su estomago como si fuera la barandilla de un balcón, balcón del que meses después Nina se cayo, el corazón cansado de doblar el turno en su trabajo decidió sentarse a descansar.

El tiempo con su elasticidad se llevo a Nina al mundo de los muertos para regresarla minutos después mas sola que nunca, para toparse con una realidad sin pliegues donde ya no encontraba las cosas que amaba; sin hijos que no pudieron regresar con ella y con una anosmia crónica.

Nina dejó de comer, se alimentaba de puras manzanas las cuales no olía ni le sabían a nada sin embargo, las escuchaba cuando sus dientes les desprendían pedazos iniciando el concierto de sonidos en su boca, dirigido por las muelas, la saliva y la lengua para terminar con un glu en la garganta.

Soñaba con los ojos abiertos, en árboles llenos de manzanas que colgaban de las ramas y que eran imposibles de alcanzar, y lloraba de hambre, de soledad, cerraba los ojos tratando de encontrar olores y sabores que ya no existían para volverlos a pasar por el corazón, y olvido como olía Max, olvido su historia, olvido...

lunes, 23 de enero de 2012

La piel que habito

De mi piel ahora lo se todo, empece a platicar con ella y a sentirla desde el día que mi primo Mauro me dijo.

_ A poco nunca te has masturbado?.

_ Eso es de hombres _ le dije más que escandalizada, porque las señorita pecan solo de pensarlo.

_ Que tonta eres eso no tiene nada que ver con ser hombre, mujer o señorita, eso te lo pide lo que vive al final de tu entrepierna, tú decides si lo tocas, si tu dedo juega con el ó permites que se empolve.

Sola en mi cuarto no dejaba de pensar en esas palabras y deseaba que la noche llegara para poder tocar cada una de las partes, que hablaban con mis manos, bastaba un pequeño roce, un mensaje lento para que el cuerpo comenzara su dialogo con el placer, doblegando a la razón y al prejuicio, solo por un momento, porque ahí estaban esos dos guardianes fieles a todas las enseñanzas infantiles, ahora adolescentes, castigando mi respiración alucinada y mi cuerpo entrecortado, tiñendo de vergüenza las sabanas de mi cama.

Mi cuerpo no se resignaba y noche a noche me convencía de no ser lo suficientemente mala como para ir cediendo milímetros de piel al deseo. Una de tantas noche mi mano encontró un bebedero de placer, donde pude mojarme las manos y sumergirme en cielos llenos de fuego y tormentas eléctricas, regrese hecha polvo, satisfecha y arrepentida.

A los 16 años, enamorada del amor y con una piel que ardía, conocí a Joaquin, el hombre que durante un año, mantuvo mis hormonas de cabeza, lo ame intensamente, jugamos a ser una pareja que se conquista, explorandonos con manos temerosas a través de la ropa que cubría nuestros cuerpos y nuestros miedos, bajo playeras, pantalones, vestidos, calzones y brasieres que nunca desaparecían siendo testigos de las olas internas nunca desbordadas, por eso al llegar a casa, en mi cuarto y con las cortinas del color de la noche, desahogaba mi furia contenida y sólo ahí mi cuerpo dejaba de doler, mis pezones descansaban y mi sexo vaciaba todo el deseo acumulado en la profundidad del pozo que Joaquin llenaba, me lo imaginaba en su casa haciendo lo mismo los dos tocandonos y aliviandonos a distancia, con los ojos de cada quien llenos del otro.

Joaquin salió de mi vida como sale todo lo que no es para siempre, mientras yo, ya no podía ser la misma él me había regalado la dicha que da el saber que existen chispas que provocan incendios, y empece a tomar conciencia de un cuerpo que no solo servia para contenerme, un cuerpo indiferente a las palabras, porque su lenguaje es otro y requiere de los oídos de la piel despojados de las historias contadas; que se debe ser recatada, que no se esta permitido gozar si no estas casada, que los hombres quieren esposas vírgenes y novias fáciles, que solo hay que entregarse por amor.
Y empece a pensar y a sentir por mi cuenta.

Mi primera vez llegó acompañada de temor y desazón, un momento forzado, lleno de calor, el sonido de una cuerda tensa que se rompe y después la mancha de una virginidad perdida, nada extraordinario.

A Alberto lo conocí desde que era una niña, fuimos vecinos, jugamos juntos y nos enamoramos a destiempo, el siempre y yo mucho después. Durante 1 año Alberto y yo deshicimos muchas camas, las mismas posturas, los mismo besos que desataban llamaradas, pero nada de juegos pirotécnicos, llegue a convencerme que no debía esperar más.
Una relación basada en el apego, en la lastima. Alberto tenia una enfermedad crónica que le atormentaba la vida y de paso la mía, asfixiando mis días.
Un viaje al extranjero puso distancia de por medio facilitando lo que a su lado nunca pudo ser, y salí del hoyo del que ya quedaba poco aire respirando grandes bocanadas, y sintiendo lo que deben de sentir las serpientes cuando mudan de piel.
Y mientras yo seguía esperando al príncipe rojo que sembrara en mi vida la pasión que presentía existía, porque son cosas que se saben antes de nacer, y yo las quería para mi.

Con el hombre que me case tuve mi primer orgasmo, sin embargo nuestros cuerpos nunca se dieron plenamente, yo todavía tenia la cabeza y la piel llena de tatuajes que no me dejaban sentir plenamente.
Después de 3 años de casados me embarace, pensar en ser madre fue como una prolongación natural de mi vida, que hasta ese momento cumplía con las expectativas que siempre planeé. El tiempo iba pasando y yo cada vez mas consciente del ser que me iba habitando, recorriendo espacio, acelerando el ritmo de mi sangre, alborotando mis hormonas, desojandome para dejar mis pedazos tirados y poder así verlos fuera de mi y sentir el despojo de todo egoísmo, toda desvestida de amor, lanzando al aire plegarias para que este niño naciera sano y pudiera alimentarlo con la leche de mis pechos y verlo crecer, y comermelo a besos, y mi cuerpo se abrió feliz y le di mil veces las gracias por dejarme sentir ese dolor que me desgarro y que a él le dio la vida. A partir de ese momento siempre juntas.

Paco nunca lo entendió, el amor de padre para él, era sentido de manera muy diferente, siempre con el ego antepuesto. Mucho tiempo después, quiso identificarse con esta vida, sin embargo nosotras ya estábamos lejos. Fueron 6 años de intentar ser una familia, hasta que decidimos separarnos porque el ya tenia los ojos y el alma puestos en otra mujer. Fui yo la que se quedó con todo los recuerdos, Cony es el presente de esa vida que alguna vez tuvimos en común, es lo que nos mantiene y nos mantendrá comunicados.

Con el tiempo seguía reconociendo mi voz pero no su acento. La piel se muda como se mudan los recuerdos, los pensamientos, los amores y los deseos y prometí escucharla y darle la felicidad, porque solo a través de ella llegaría a perderme en el delirio de lo que vive al final de mi entrepierna.

Hoy conozco el olor de otra piel que todas las noches platica con la mía, juntas han llegado a arder, solo para desaparecer en vapor al mismo tiempo y en un mismo jadeo, para encontrarse mas allá del tacto donde abunda un silencio que sabe a dolor y a muerte para resucitar llenos de un amor gozoso, pesado, que nutre.

He vuelto a ser madre y mi cuerpo feliz se ha abierto otra vez para recibir a un ser que fue en un principio deseo.
De mi piel ahora lo se todo, porque ella me hablo y yo no hice oídos sordos.

miércoles, 11 de enero de 2012

Luxuria

Su timidez no le permitía verla a los ojos, por eso prefirió instalarse en su piel, la imaginaba suave y cálida llena de pequeños bellos que como antenas, debían de ser los primeros en recibir las señales del exterior, quiso frotarlos con los dedos y la palma de su mano, hacer pequeños círculos para infundirse valor y romper distancias e iniciar el coqueteo con que empiezan los cuerpos a perderse el miedo. Su risa lo distrajo estrellando su mirada con unos dientes grandes y blancos, una risa franca, ruidosa.

" Te vas a quedar ahí?, acercate un poco, el tiempo es corto" dijo Ella restregando su cuerpo contra él.

Tímido tembló al contacto de unos pezones erectos que atravesaron su piel y llegaron ahí donde los toques eléctricos levantan cuerpos, y desconocen voluntades. Quiso apartarla solo unos centímetros, le faltaba la respiración, empezaba a sofocarse. Ella entregada a su trabajo tomaba la iniciativa, parecía no importarle el reducido espacio del asiento trasero del auto, con una agilidad impresionante pasó una pierna encima de el, hasta quedar sentada sobre su cuerpo frente a frente. Tímido se miro a través de unas pupilas que no eran las suyas, y vio sólo su deseo, cerro los ojos, y como naufrago dejó que el vaivén de un mar electrizante llevara su cuerpo a cualquier orilla. Ella, daba besos con los labios y arrancaba botones con las manos, dejando abierto un sendero de huellas rojas impresas con aliento. Tímido se hundía cada vez más en el recuerdo de la lujuria que lo dominaba, miles de imágenes bailaban en su mente, tríos: dos hombres una mujer, cuerpos que se seducen con caricias violentas, besos en labios húmedos entre las piernas, pechos alterados al contacto de unas manos que resucitan pezones, resquicios profanados, posiciones eróticas, abrazos que enredan brazos, piernas, gargantas que se desgarran con gemidos, que hacen vibrar espacios.

Mientras, Ella se peleaba con una hebilla que estorbaba el paso de una boca ansiosa de demostrar habilidades. La noche era larga, le esperaban muchos clientes a los que tendría que satisfacer, siempre existía el temor de no regresar a casa de morir en el cumplimiento de las fantasías las cuales pagaban su vida, de encontrar gente pervertida que iba más allá de los principios establecidos, pero esta noche, con este hombre se sentía cómoda y segura, a sus anchas, tomando la iniciativa en todo, dirigiendo las caricias, subiendo y bajando tonos y porque no?, disfrutando de sentirse disfrutada. Por fin la hebilla cedió, Ella no pudo dejar de asombrarse tanta chamba para tan poco, pero en eso consistía ser la preferida de tantos en no dejarse vencer por principiantes, con ellos el trabajo siempre es arduo, es cierto que uno se agota más, el fingimiento y las manipulaciones son mas profundas tienen que apegarse a las fantasías personales...

Ella pensó, que debía dejar de divagar para concentrarse más y acabar pronto, tomó en sus manos a muerto le hablo con suavidad, le dio masajes con los dedos, con la boca, sello su aliento de vida en cada beso, chupo, absorbió y repitió la operación un par de veces, hasta que su boca empezó a pedir clemencia, la mandíbula también abogo por lo suyo, y muerto parecía no querer emerger del mas allá. Mientras tanto Tímido había abandonando desde hace rato el asiento del auto, para instalarse en la silla de su escritorio con los ojos y el alma puesta en el monitor de su computadora, abriendo y cerrando ventanas, de pornografía pura, multicolor, parejas dobles, tríos, mujeres blancas con negros, mujeres asiáticas con europeas, adolescentes de pechos incipientes, vestidas de ingenuidad, asustadas de tener su primera relación, con hombres de miembros súper dotados que las penetrarían por delante y por atrás. Cuantas horas de su vida, Tímido había dedicado a masturbarse frente a estos cuerpos que hacían el amor sólo para el?.

Hace una semana lo corrieron de su trabajo, al director de la empresa le llegó el rumor de que el gerente se encerraba en su oficina a ver pornografía, Tímido lo negó todo, sin embargo pudo más su obsesión, que las mentiras que no alcanzaron a aplacar las verdades, mismas que salieron a flote, hundiendolo en el desempleo y en la comodidad de su silla frente a la computadora.
Tímido regresa al asiento trasero del auto, respira de manera entre cortada, jadea, bufa, infla los cachetes, detiene todo movimiento, todo sonido, toda expresión, para rasguñar el silencio con un maullido de gozo a dolorido , que es acompañado por las arcada de Ella, que trata inútilmente de liberarse de la presión que ejerce la mano de Tímido sobre su cabeza, Ella no puede respirar siente que se ahoga, el miembro de Tímido inunda su boca, justo en el momento que su cuerpo decide aflojarse, la mano de Tímido se ablanda, como se ablanda la cabeza de Ella, para descansar en las rodillas de el.
Tímido piensa que la vida es una mierda, y se arrepiente de haberlo intentado, una vez mas comprueba que solo la pornografía le provoca verdaderos orgasmos.
Ella ya no podrá pensar mas, porque todo lo que era se ha marchado con la ultima convulsión, que Tímido le ha regalado.

martes, 3 de enero de 2012

Un gato en la azotea

Adela fuma el cigarro mitiga su soledad, el humo distrae su vista, hipnotiza su mirada y la pierde en la fantasía de una bruma amigable. El tabaco es el gusto que la remonta a las tertulias rodeada de gente, gente que platica que ríe, que hecha humo por la boca, impregnando el ambiente de fiesta con olor a cenicero.

Hoy 1 de Enero su soledad se ha vuelto mas pegajosa. Ayer todo era optimismo, los buenos propósitos parecían fáciles de alcanzar, nada que tres copas de vino y dos vodkas no pudieran matizar, el primer renglón de la lista: conseguir galán, este siempre es el deseo mas apremiante y casualmente el más difícil, el que más duele porque el tiempo es inclemente, no respeta delirios, avanza pisando a su paso toda necesidad, es ciego, Adela tiene amigas que se han casado tres veces, ella ninguna, y esta cifra la aterra la hace pensar en que algo anda mal, el mundo esta de cabeza, si ella tuviera un hombre lo retendría, buscaría la manera de no perderlo nunca, porque ella mas que nadie sabe lo terrible que es no tener con quien platicar en las noches, no poder sacudirse con besos y caricias el polvo de un corazón que día a día se empolva. Que beneficio puede dar esta vida si no hay quien te reconozca, que note tu historia.

Adela prende el segundo cigarro de manera distraída un movimiento mecánico que no implica pensamiento alguno, este ya va muy lejos, hay que jalarlo y recordarle que existe un cuerpo que esta en movimiento y necesita ser guiado con sentido. Se percata que sus pasos la han llevado al balcón que se encuentra a unos metros de la sala de su pequeño departamento, la vista poco excitante le devuelve un paisaje totalmente urbano, donde el cemento es la materia prima y los pocos arboles la nota pintoresca de una naturaleza reprimida, en un mundo artificial. Justo a la altura de su piso, se encuentra la azotea del edificio vecino, pequeñas jaulas, pegadas unas con otras, algunas con ropa en su interior, prendidas a una cuerda a merced del viento. Lavaderos apilados, reposan adheridos a una pared, esperando tener la utilidad que las lavadoras les han robado. Un hombre vestido de negro, al que sólo se le ve la espalda lleva un rato hablando por su celular. Adela se percata de su presencia cuando este no puede evitar alzar la voz, se escucha que tiene una discusión, frases sueltas, alteradas, histéricas, retumban sin respuesta, Adela piensa que esta transgrediendo un momento de intimidad, del cual, sólo se entera de cabos sueltos, que no tiene derecho a atar. Decide acabar su cigarro y dejar al extraño con su colérico monólogo. "eres un estúpida que no piensas, ¿Cómo se te ocurre llamar a mi casa?, hay que tener dos dedos de frente para no colgar cuando ella te contesto". Adela decide espiar este momento, detrás del único ficus que adorna su balcón. " Y ahora gracias a tu pendejada tu número se quedó en el identificador, Alicia ha marcado hoy dos veces, quiere saber quien le habla a su marido en plena comida de fin de año, Jacqueline, que pasa contigo?, quieres que esto acabe?". El hombre a estas alturas ya grita, su coraje lo ha sacado de si, no se puede dominar, para él, no existen testigos de su debilidad.

Adela sólo tiene oídos para adivinar las respuestas que Jacqueline le dice a su amante, se la imagina desecha en un mar de lágrimas, arrepentida de tanto amor que no la deja pensar antes de actuar. Invariablemente le ocurre lo mismo, siempre la misma historia los hombres acaben abandonandola, por insensata, por no respetar una intimidad para ella vedada. Adela tiene ganas de abrazarla de aconsejarla, de decirle que un hombre que se siente prohibido, no la merece, que es preferible la soledad que se sabe sola y no la soledad acompañada. El cigarro olvidado y consumido en sus dedos la hace pegar un grito, al mismo tiempo que un salto la saca de detrás del ficus que la hacia invisible, justo en el momento en que el amante de Jacqueline, decide dejar de darle la espalda, durante un par de minutos que parecen interminables, el doble par de ojos se enfrentan y se examinan cada cual a su manera, los de ella desafiantes, valientes, sabedores de una verdad que incomoda, los de él impertinentes, descarados, conscientes de una posible conquista. Un viento fuerte pareció llevarse al tiempo con toda y su sensación de lo que pudo ser y no fue, porque se dio de otra manera, si Adela y el amante de Jacqueline se hubieran conocido bajo un mismo techo algo entre ellos hubiera ocurrido, ahora se conocen y no se interesan.

Adela baja la vista para ver donde cae la colilla del cigarro que tira, el amante de Jacqueline, siente su conversación invadida y decide ponerle fin, con todo y una relación que ya empieza a parecerle aburrida.

El balcón y la azotea se quedan solos, como sola se siente Adela, como sola se ha quedado la que antes era amante del hombre, que entra a su departamento para besar a su mujer que recibe un beso frío que sabe a puro abandono.