Mi boca ha decidido armar una revolución contra las palabras, que brotan rebeldes, insurrectas, altaneras, despiadadas. Palabras que parecen agua, las veo correr, llegan al cuello y de ahí se desparraman en un viaje certero hasta una cloaca donde mueren de antemano desahuciadas diluidas en la nada. Que haría yo sin ellas de menos me sirve el consuelo de sentirlas nacer y dejarlas volar como mariposas que ingenuamente se dirigen a un sol aparentemente indefenso, que abraza calcinando todo lo que hipnotiza con su cálido encanto. Que haría yo sin esas palabras que mastico, muerdo y destrozo a mi antojo. Palabras de amor que se desangran por una pasión rechazada, Palabras de alegría para celebrar el encuentro de la mitad perdida que ahora es amalgama, palabras de lucidez para unos ojos que ven con el alma, palabras de paz que apenas nacen y ya son amordazadas. Palabras de impotencia para una voz secuestrada. Palabras de odio y maldición por la fragilidad de las palabras, que se pudren, que se infectan que mueren desvalorizadas, que causan guerras, que destruyen familias y arman revoluciones enteras. Que mantienen a pueblos sumidos en la pobreza.
Mi boca ha decido denunciar a las palabras. Quiere prohibirlas, mutilarlas, borrarles el sentido, prostituirlas, encarcelarlas. Las manos se unen en la protesta, se manifiestan, ellas no entienden la necesidad del interior que hay en los cuerpos, saben del anhelo de escupir, de lavar de pedir, de decir, de exigir, pero no encuentran el sentido, por eso le piden a la razón que hable al corazón porque ellas también quieren callar a las palabras, quieren amordazar las voces que hay en sus dedos, por que es sabido que ellos dominan otro idioma, el de las manchas sangrantes que se lapidan en papel, palabras eternas inviolables. Mi corazón se indigna no entiende tanta rebelión, late descontrolado, azorado, ahora quien hablará en su nombre, quien volverá a pasar por él tantas emociones, tantos sentires, tantas denuncias, tantas saudades que necesitan ventilarse. Le expone su pesar al cuerpo, este reconoce que por algún lado tengo que hablar, sabe que todos tenemos algo que decir. Los poros se abren aceptan el lenguaje y empiezan a juntar mis pedazos y por sus grandes bocas comienzan a transpirar, sudan voces llenas de colores que algunos llaman aura.
Cuando te van a descubrir y publicar tu escritos? Que vamos hacer para que el mundo conozca la domadora de las palabras que eres tu?
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