Un cuerpo soñando sueños ajenos.
Me alquilo para soñar, me adueñaré de ese tu mundo perverso, esquizofrénico, impúdico, kafkiano, ese que tú, te has negado, te engañare y te diré que soñar sale caro que no vale la pena, que los sueños no se hacen realidad, que la realidad no sueña, que cuando uno sueña la vida no corre por las venas, es el alma que corre para hacer la sangre mas ligera. Y es cuando los sueños agarran su maleta y se van de viaje, y le dicen adiós a la conciencia, no sin antes susurrarle que han intentado todo por convencerla, que sea inconsciente, lúcida para saber que sueña, pero a ella esto no le interesa.
Tus sueños me esperan, los veo pasar y me decido por ese sueño tibio, donde vuelves a ser niño y tu madre te besa y te acaricia el pelo, y te abraza y no te suelta y te dice quedito al oído, que eres su niño lindo, que nunca nada te va a pasar, y tú, vuelves a sentir el olor de la ternura del amor incondicional.
En los sueños los paisajes se pintan solos, Van Gogh da las ultimas pinceladas de su noche estrellada, se la sabe de memoria, y pisamos su memoria, caminamos por calles oscuras de óleo que se pegan a nuestros pies, las estrellas se quieren deshacer, van dejando gotas de un amarillo celeste que se escurre en nuestro pelo y que poco a poco se van confundiendo con un lucero, y se hace de día, y ese día que antes fue noche pierde su encanto. La luz se lleva los misterios que se arropan en la oscuridad, por eso Van Gogh llora por que sabe que ya no puede soñar, y se quiere arrancar la otra oreja, porque la noche lo ha dejado de escuchar. Y su cobijo es el cuarto de un sanatorio frío. Y sueño, y sueñas, que sueño más loco e impresionable has escogido. Y volvemos a soñar con ese amor de juventud por el que diste poco y arriesgaste todo, él no tiene el mismo rostro, pero sabes con quien estas soñando. Toda la noche me bajo de un sueño y me subo a otro, me divierto, me entristezco, me das miedo, y así te voy conociendo; voy atando y desatando cabos, sin tapujos me dices quien eres, sin decirme una sola palabra, por que esta locura somnolienta es la que realmente me habla de ti, lo que quieres ser y no te atreves o crees no poder. Y es cuando me instalo y me convierto en tu pesadilla recurrente, la metamorfosis se lleva a cabo y empiezas a soñar que eres una cucaracha, que no vales nada y tus noches son largas terroríficas, y empiezas a tomar pastillas para no soñar, porque te da miedo ¿de que sirve soñar?, y vas acallando la magia de tu mundo de ensueño, y te dejó vacío, hueco, sin cielos que tocar, y me das las gracias por liberarte de este tormento que son tus sueños. Y yo, sonrío, cuando me despierto.
¿ Y tú, me alquilas para soñar?.
Un devorador, un fisgón de sueños... muy padre Mapache!, me gustó el giro que le diste al alquiler de sueños, como una invasión a la intimidad.
ResponderEliminarComo siempre me encantó! Van Goghh que quiere sacar la otra oreja! El alma que corre para hacer la sangre mas ligera! GENIAL!!!!!!
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