
Y así creció María Paz con el mismo nombre de la señora del retrato, que ocupaba una pared en casa de los abuelos. Un ser angelical de ojos índigo mar, impenetrables, dulces y a la vez violentos. Con un nombre que despide tradición, que suda paciencia, equilibrio. Vacío de inquietud. Y como premio el amor y predilección de su abuelo.
Para María Paz hubiera sido preferible conocer todos los atributos de su nombre, así sin dudar se hubiera licenciado en la carrera de relaciones internacionales ó la de Filosofía y letras, habría apostado siempre al número 6 y al 4, y hubiera amado su nombre completo. Pero como bien es sabido que conocer el futuro nos impide tener esperanza, estos conocimientos le fueron negados y solo atendió a los del corazón que latía fuerte cuando la llamaban María a secas por que se instalaba en la añoranza de la niñez y la familia, y cuando la llamaban Paz a secas porqué se le venía de golpe el amor de su abuelo.
María no sabía en que momento su mundo se dividió en dos, con la razón en medio.
Oscilaba tocado con una punta del pie su día a día, y con la otra punta del otro pie el mundo de los libros que leía, y en medio el separador quien la cordura ponía.
Se sentía desbordada de vidas, de todas las mujeres con las que el nombre compartía.
Ahora Paz es una mujer que reconoce lo que su nombre exige de ella.
_ Me inspiras paz _ le dicen sus amigas, ella sonríe, que poder ejerce este nombre?, que engaña y no deja ver la turbulencia que se esconde detrás de esas 3 letras.
Ella sabe que ahora los libros no son suficientes para aclarar su mundo, quiere adueñarse de las letras para contar sus propias historias, porqué se siente tanto que no se debe tomar a la ligera, hay que ponerle grilletes a las palabras y encarcelas en papel, mantenerlas presas para que otros puedan visitar un alma expuesta.
María Paz juega a ser escritora, todas las mañanas corre en un parque que rodea una presa, y mientras su cuerpo se esfuerza la pluma que guarda el corazón comienza a escribir, dejando en la piel todo lo que quiere decir.
La casa queda vacía, todos se han ido, hay que ser diligente; hacer camas, cocinar, tener todo listo para cuando regresen. María estafa al tiempo lo engaña, lo seduce y sigilosamente se instala en la terraza rodeada de un pedazo de jardín, con un gran árbol de hojas en forma de pájaros, que proyecta la sombra de una hamaca, cobijada bajo la sabana de un cielo añil sin nubes de almohadas. Y es ahí cuando Paz se posesiona de su ipad y comienza a teclear, es un tecleado lento, poco a poco va acelerando el ritmo, palabras que salen a borbotones, que van derramando historias. Paz se llena de placer y piensa que esta levitando con las letras.
ayyy Paz le cambiaste por completo, muy bueno tambien polifacetica la muchacha,jaa
ResponderEliminarfue mi comentario Michele
ResponderEliminarEnseñale a Constanza la foto, que vea como se parece a la bisabuela
ResponderEliminarEs tu bisabuela???? Caray! Es Constanza en traje antiguo! O sea, tu te quedaste con el nombre y Constanza con la cara!
ResponderEliminarLindo todo. me encantó las imagenes del jardin, las ojas de pajaros, las sabanas del cielo y las almohadas en nubes, mismo que sin ellas!
Tu corazon esta escribiendo cada dia mejor, querida amiga de las letras, y tb del alma. Bs
María, te envidio con ese ipad, con las camas que hacer, con el cielo ese, la hamaca, el jardín, y queriendo encarcelar tus letras...
ResponderEliminarBesos miles