La vida pasa lenta en el armario, rodeada de seres abandonados y
estáticos como yo, empanizados de tiempo y llenos de recuerdos que ahora solo
son nuestros.
Me he cuidado bien de que el espíritu no me posea, quiere entrar por
el hueco de la pierna que me hace falta.
Pero... una noche iluminada, se mezcló con el aire que pasa por el
hoyo de la pierna que ya no tengo, desde entonces su presencia ya no me es
extraña, yo también guardo su secreto: el que me obliga todas las noches a
buscar, tras las rendijas del armario, la luz de una luna plena que por unas
horas me vuelve feroz, fuerte y astuta.
Cazamos y nos alimentamos bien, aunque a la mañana siguiente
despierto cansada, la boca me sabe a sangre, con sueño y llena de horribles
recuerdos.
Bravisimo!
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