martes, 4 de octubre de 2011

Lab-dap

Llego a mi casa después de visitar a mi suegro del hospital, donde lleva 15 días postrado en una miserable cama, apenas con las medidas exactas para soportar a un hombre Mexicano de mediana estatura, con un colchón de hule envuelto en un material transparente que dice ser una sabana con dudosas manchas de colores que van del rojo vivo al granate matizado por pinceladas del tiempo, con un olor que no es mas que la mezcla del sufrimiento y el llorar de un sin numero de cuerpos que se han tenido que doblegar y postrar ante diversas enfermedades.
Me lavo las manos, y trato de sacudirme todos las imágenes que me traje del IMSS pero es imposible están tatuadas, en mis ojos.
Tres camas, con tres diferentes enfermos llenan la habitación 317 de un hospital totalmente desangelado, donde apenas se entra y ya se le está dando la mano a la muerte, donde se abraza a las enfermedades y se le dice adiós a la dignidad de los que alguna vez fueron personas y ahora no son mas que cuerpos cansados, sangrantes, a doloridos expuestos a los ojos de unos médicos y unas enfermeras que han dejado de asombrarse y de conmoverse ante el dolor, todo esto aunado a la falta de un dinero que nunca llega completo, que siempre hace falta, que no se ve, lo nuevo brilla por su ausencia, lo viejo y sucio impera.
Memo al principio de su primer semana en el hospital, soportó estoicamente la tediosa y larga espera en la que se había convertido su operación programada, para ponerle un marcapasos que le animará el corazón, pues su pulso delata a un hombre de ochenta años que cada ciertas pulsaciones se muere por 4 largos segundos, en los que el corazón decidía hacer un simulacro de su bombeo final.
Memo integra una vasta lista de espera donde ancianos de rostros cetrinos y cansados tienen que internarse, encamarse, aburrirse, indignarse, humillarse para que Doctores con semblantes marmóreos repitan la misma letanía.
_ Usted seguía en la lista lo que sucede es que se complicó la operación anterior y como solo se opera en las mañanas pues ya no nos dio tiempo de intervenirlo.
Ver la cara de mi suegro contraerse de desesperación para explotar en un llanto lastimero era para derrumbar el animo de cualquiera y el mío no era la excepción, pues sabía que el resto de mi visita se convertiría en ser un paño de lagrimas, una escupidera de sus insultos para terminar en oído de sus elucubraciones donde me decía estar a punto de morir. Los cuerpos y las almas se van envenenado, poco a poco los que no estaban tan enfermos ahora lo están y los verdaderamente enfermos ha decido claudicar y dejar de esperar, las camas se van vaciado, los familiares se van llorando y Memo cada vez se desdibuja mas. El marcapasos llegó para avivar un corazón, las ondas que recorren las arterias marcan a la perfección los latidos de un órgano caprichoso, que siempre se ha distinguido por ser un rebelde, luchador empedernido de las causas perdidas, pero esta causa en particular ha dejado de interesarle. Memo tiene un marcapasos que lleva el ritmo de una cuenta regresiva, cada impulso que envía es la resta de una fracción de vida, es pisar las huellas de regreso de unos pasos ya marcados. Lab-dap, lab-dap, lab-dap, Lab-dap, lab-dap, lab-dap, lab, lab, lab, dap, dap, dap.


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